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Luces de la Madre de Dios

Público·92 miembros

LA LABOR DEL EMPRESARIO Leo J. Mart

A lo largo de mi vida he concluido que el progreso material de las personas y los pueblos es causado por el progreso espiritual, por las virtudes. Detrás de cada empresario hay un cúmulo de tesoros envueltos en empaques de virtudes, de hábitos operativos buenos que dan buenos resultados.

Quien hace las cosas bien todo le sale bien; pero necesariamente tiene que comenzar por hacerlas, para no quedarse simplemente en buenas intenciones. La sabiduría popular dice: < De buenas intenciones está empedrado el infierno>

< Salió el sembrador a sembrar > -nos dice el Evangelio. Salió el pescador a pescar, salió el vendedor a vender, salió el trabajador a trabajar, salió el empresario a emprender nuevos proyectos, salió el guerrero a combatir nuevas batallas.

Podemos concluir que la primera regla, el primer verbo para obtener el éxito es: <salir>, <salir de la comodidad y la pereza>, <salir de la mediocridad y el conformismo>, <salir de los bloqueos, timideces, y los miedos> y los sinónimos, también sacados de las enseñanzas evangélicas, son: buscar, pedir, llamar.

Podríamos quedarnos dando vueltas alrededor de una simple idea y llenar con esta muchos párrafos. De una idea sale siempre mucha tela que cortar. Pero para ganar tiempo precioso y para angostar espacios, quedémonos con esto de momento: el que sale de su comodidad encuentra el éxito. El que busca encuentra. El que pide recibe. El que llama será atendido. El que no tiene temor al fracaso encontrará el éxito. El que no tiene temor a que le digan <no> encontrará alguien que le diga <sí>

Detrás de cada empresario, detrás de cada sembrador que sale a sembrar de madrugada, hay un paquete de semillas seleccionadas y escogidas, virtudes, que esparce a voleo a cuatro vientos y Dios deposita la semilla en tierra buena para que dé abundantes frutos.

El que buena semilla siembra buenos frutos recogerá. Somos sembradores que sembramos en la vida semillas de ilusiones y esperanzas. El empresario es un soñador que acaricia grandes sueños; pero trabaja despierto sin dejarse doblegar por el sueño y cansancio.

Detrás de cada empresario hay un sembrador que ha sabido comenzar con las uñas y sudor de sangre una idea, un proyecto, un pequeño negocio que luego se convierte en exitosa empresa. <Se siembra con llanto pero se recoge con alegría> dice el Salmo 126,5

Detrás de cada empresario hay sueños de esperanza, visión del más allá y pasos sostenidos de constancia.

El empresario vive las mismas virtudes de los pueblos que progresan:

- La puntualidad inglesa para convertir el tiempo en oro. El impuntual es un ladrón que le roba tiempo a otros y en especial a sí mismo; pero se cree demasiado inteligente y demasía listo y por eso llega tarde con la cara hacia abajo, para no mirar las caras de reproche de los otros, indignados con su impuntualidad.

- La precisión suiza para que las cuentas sean claras. Lo que no está claro está turbio y oscuro. La falta de transparencia y honestidad en los negocio amenaza con la ruina. El empresario sabe que a mayor amistad mayor claridad.

- La disciplina alemana. Disciplina es someterte a las reglas del juego, a las leyes y mandatos, es respetar la cabeza y saber respetar la autoridad. El empresario lleva un sistema de vida disciplinada y exigente. El empresario sabe que para dominar el mundo, todo comienza por el dominio de sí mismo.

- La justicia de los romanos. Roma fue el imperio del mundo por más de 1.500 años porque supo aplicar las leyes y justicia: < dar a cada cual lo que le corresponde> El buen empresario sabe valorar el mérito y la labor de demás y ser justo con los empelados, los proveedores y los clientes.

- La laboriosidad de los japoneses para hacer a un lado la pereza. El perezoso siempre está enfermo y muy cansado. El perezosos sólo tiene una habilidad: la de excusarse.

- Laboriosidad y capacidad recursiva de los chinos. Un chino en su casa con sus hijos y vecinos monta una pequeña empresa que se vuelve grande y con las uñas es capaz de armar un Mercedes Benz, un computador y un cohete.

- El respeto por las ideas de los demás y los valores democráticos del pueblo americano, que lo ha llevado a ser el país más avanzado.

- La solidaridad y hermandad del pueblo judío. Un judío llega pobre a un lugar y de inmediato todos los de su pueblo salen a ayudarle y a ofrecerle oportunidades de trabajo y de progreso.

- Y de otros pueblos que progresan, el empresario les copia todas sus virtudes: audacia para emprender sin miedo otros proyectos y lanzarse al mar abierto para descubrir un mundo nuevo, como lo hicieron nuestros padres españoles. La constancia para no dejar comenzado lo que aún no se ha concluido. El inconstante es un entusiasta que sabe arrancar con alegría grandes proyectos; pero ante la primera dificultad echa pie atrás. El inconstante es un flojo que no sabe de la lucha, que no sabe que no hay negocio fácil, ni carrera fácil, ni cuesta fácil de escalar y ante el primer tropiezo se devuelve.

Otras virtudes del empresario:

El orden. El empresario sabe que el desorden lleva al caos y a la ruina de los negocios y todos sus asuntos los controla de forma eficiente y organizadamente. El empresario sabe que tiene que hacerle frente a todo y responder por varias cosas a la vez y a todas llega. Nunca se excusa en descuidar una cosa por estar absorbido en otras. El empresario sabe que no hay detalle pequeño y que todo es importante.

Optimismo. El empresario sabe encontrar pepitas de oro donde los demás encuentran lodo. El empresario sabe que todo anda mal pero que precisamente obtendrá ganancias al convertir el mal en bien.

Hacer las cosas bien. El empresario no pacta con la mediocridad ni la tibieza y todo lo que sale de sus manos lo hace bien.

Tolerancia. El empresario sabe que es normal que los demás no estén de acuerdo, que el que emprende la marcha encontrará perros que le ladran en el camino; pero el empresario no se detiene a perder tiempo y sigue su camino.

Apasionamiento y obsesión. Al empresario se le mete una idea en la cabeza y de ahí nadie lo saca hasta que la lleva a cabo y cumpla sus objetivos. No obstante el empresario sabe escuchar consejos y sabe consultar prudentemente todo paso que da, por eso va a la fija consultando a los buenos asesores.

El empresario es flexible, es versátil, sabe adaptarse a todas las circunstancias; sabe cambiar de rumbo si el camino tiene huecos; pero no cambia de metas ni de punto de llegada, simplemente sabe buscar vías alternas para llegar al mismo sitio.

Complejo de superioridad: El empresario no tiene pena de nada ni guarda temor reverencial por nadie, porque sabe no es menos que nadie y ante todos se siente superior o por lo menos igual.

Pensar en grande. El empresario piensa en grande; pero sabe comenzar desde el grado más bajo, desde lo pequeño.

El empresario sabe que el capital inicial para emprender un negocio no es el dinero sino el proyecto, la idea nueva que tiene; la forma distinta de hacer algo, de satisfacer una necesidad, de crear una demanda; el dinero viene detrás como lógica consecuencia.

Cuidado de lo pequeño. El empresario sabe que no hay detalle pequeño que debe descuidar, ni enemigo pequeño que debe sub-valorar. El empresario le da la misma importancia a lo grande y lo pequeño. El empresario sabe que una pequeña mosca puede también matar a un gigante.

Trabajar sin fatiga. El empresario no se cansa; su descanso es cambiar de actividad para seguir creando y produciendo. El empresario es deportista que sabe que tiene que esforzarse mucho más que los demás para poder llegar primero.

Mentalidad de ganador. El empresario siempre gana la carrera aunque a veces pierda una etapa. El empresario siempre gana la guerra aunque algunas veces pierda ciertas batallas. El empresario, aunque derrotado, nunca admite la derrota y vuelve a comenzar de cero.

El empresario es fuerte y sabe aguantar con paciencia todos los problemas y dificultades que se presentan en cualquier negocio. Con razón dice la Escritura que: <el rico es rico porque es fuerte>

Capacidad de persuasión y convicción. El empresario cree en sus proyectos y sabe animar a otros a seguirlos. El convencido convence y habla con fuerza y desparpajo.

Gusto por la aventura y por el riesgo. El empresario sabe que la vida es una guerra que debe guerrear, que no hay negocio fácil; pero se lanza a la aventura poniendo los medios prudentes y apropiados para obtener buenos resultados.

Capacidad de investigar, comprobar e indagar. El empresario no se ajusta a los dichos ni creencias populares. El empresario va contra corriente, experimenta, ensaya, busca otras alternativas, otra forma de hacer las cosas de forma diferente para obtener precisamente: resultados diferentes.

El empresario no se da por vencido, sabe que los primeros frutos son para los pájaros, y aunque se malogre la cosecha sigue sembrando hasta obtener los resultados esperados.

El empresario es un trabajador incansable. Madruga a trabajar, trabaja intensamente a lo largo de la jornada. Se acuesta tarde, duerme poco y en los sueños sigue soñando con sus grandes ilusiones.

El empresario en medio de sus logros y sus éxitos sabe llevar una vida sobria y austera, porque tiene la experiencia que cada peso lo ha obtenido con esfuerzo y no puede derrochar el dinero que ha sudado. Lo que difícilmente se obtiene fácilmente se conserva; pero lo que fácilmente se consigue fácilmente se pierde, porque no se sabe valorar. El empresario actúa muy distinto al que hace plata fácil, que como fácilmente la obtiene fácilmente la derrocha hasta que al final llega a la ruina.

Empleados proletarios de sueldo fijo, de trabajo fijo, horario fijo, de falta de inteligencia emocional y falta de iniciativa hay cantidades, por eso no progresan. Necesitamos empresarios emprendedores que hagan progresar a su familia, su vecindario su país y a toda la humanidad.

Hay una diferencia entre el empleado y el empresario: el empleado todo lo ve difícil e imposible de alcanzar; el empresario todo lo ve fácil y posible de alcanzar.

El que tiene mentalidad de empleado proletario huye del esfuerzo y del trabajo; el empresario sabe que el éxito se consigue con trabajo duro, constante y gran esfuerzo.

¡Qué torpes los gobiernos que le quitan las empresas a los empresarios que las han parido con sangre, para dárselas a los políticos inexpertos que las dejan quebrar al poco tiempo!

¿Qué quieres ser tú en la vida: Empresario o empleado? ¿Empleado que mendiga un incremento del sueldo, o empresario que se pone el sueldo que desea si trabaja duro?

Jorge López
Civitas Orationis

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